Dirty Dancing

Dejé de lado mi vida como vegetal para empezar a movilizarme un poco. Empecé a ir a clases de Salsa, para mover un poco el esqueleto y dejar de hechar raíces adelante de la computadora o tirada en la cama, y por más que esté muy alejada de la realidad, no puedo evitar sentirme como si fuera la protagonista de Dirty Dancing. Claro que ni el profesor, ni los únicos dos alumnos que hay en la clase son lindos (Patrick Swayze tampoco, pero para Baby era el chongo del año), yo no estoy de vacaciones con mi familia en un complejo de la alta sociedad, y no pienso bailar The time of my life, menos que menos pienso aprender el salto final, pero la escencia de las cosas está. Los giros no están hechos para mí, y los muchachos se complotan en mi contra y me hacen dar más vueltas que una calesita, y los giros tampoco estuvieron hechos para Baby, además, no puedo evitar que se me venga a la mente cuando él le explicacómo son las posturas, porque yo de posturas necesitaría todo un año para aprender, y es imposible olvidarme los momentos en los que ella lo pisaba al profesor, ojo, yo no pisé a nadie, pero dependiendo la pirueta que tenga que hacer, me cuesta seguir los pasos.
Así que ahora, tres veces por semana, una hora, me siento la protagonista de la versión con menor presupuesto, más moderna, y sin chongos de Dirty Dancing, y como un plus, voy con viejita, que no engancha ni el paso básico entonces se va a hablar con otras personas.