sábado, 6 de junio de 2009


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Señoras, señores y señoras con bigote, todos saben que en una historia de encuentros y desencuentros pasan mil cosas, situaciones que te llevan a sentimientos que te llevan a estados, este estado es ese impedimento de explicar lo que te pasa, porque no es tan fácil como decir “estoy así, siento esto y punto”, son mil cosas las que pasan y vuelven a pasar, es como estar en la avenida más importante de tu cabeza y por un descuido, ya son suficientes las cosas que tenés en la baulera y te aprendiste de memoria, te quedaste sin nafta en el medio (La avenida que te lleva a tu todo: doble mano sin semáforo, donde los que manejan no paran de tocarte bocina para que hagas algo). Eso es lo que hace que tengas el cerebro como una calesita, en la que el dueño está con la sortija y la única que la agarra sos vos porque los demás son máscaras qué todo el mundo se hace para poder convivir adentro de uno y no sentirse menos solo. Los que no son parte de uno se bajaron hace tiempo, no quieren marearse en calesitas ajenas, ellos tienen la suya que a veces es más lenta o más rápida y andar de calesita en calesita puede afectar su metabolismo.

Entre todas las formas que existen para frenar una calesita la mejor sería hacer el clavado que practicás todos los días en natación para caer en la pileta. El bikini, el trampolín, la pileta están, el problema es el miedo de caer y que no haya agua. Para poder caer hay que animarse, implica mil vueltas más en la calesita que ya está yendo a mil kilómetros por segundo pero vale la pena, porque si te sale un poco mal el salto aprendés para las próximas olimpiadas y si sale tan bien como lo venías practicando no hay más que aplausos. Para poder animarse hay que prepararse, alejarte, cerrar por un tiempo el parque de diversiones y pensar.

A veces estaría bueno poder saber por qué el agua está tan tranquila, o tan alejada, o tan amigable pero eso involucraría más calesitas, ajenas y propias, y más vueltas y más confusiones.

En una historia de encuentros y desencuentros es importante saber qué pasa de ambos lados pero cuando uno de esos lados es uno mismo la complejidad de descubrir qué está pasando en el otro lado aumenta. Desde que entendés lo que sentís, todo lo que pase del otro lado puede ser visto de maneras que no quisieron ser y es una vuelta más para la calesita.

En una historia de encuentros y desencuentros los mejores finales son los felices, en esta historia de encuentros y desencuentros todavía no hay final, hay confusión y sentimientos escritos en jeroglíficos por todas partes que necesitan ser entendidos por un antropólogo. En esta historia de encuentros y desencuentros el antropólogo, el agua, los aplausos, la sortija, la confusión, la avenida que me lleva a mi todo sos vos.

Por favor y gracias.


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