El mejor domingo

Un domingo poco prometedor, despertarme a la mañana con el mejor mensaje del año. Un mensaje de él, diciéndome que me viene a visitar, pero con el frío, la pachorra, y la comodidad de mi cama, media vuelta y sigo durmiendo. Una hora más tarde, son las nueve y abro los ojos. Me doy vuelta y ahí está, el (mi) rubio pelicorto, mirándome con una (esa) sonrisa. Me levanto con mi mejor cara de feliz cumpleaños, y poco me importa si estoy despeinada, en pijama y sin maquillar (Como diría Árbol), mientras él me sonría de esa manera con esa (su, que en realidad es mí) sonrisa poco me importa todo lo demás. Que me salude con un beso, que desayunemos juntos, y que me diga que tiene todo el domingo libre. Vemos una película, acurrucados, y con el frío, la comodidad de mi cama, y la pachorra, nos quedamos dormidos. Sale cucharita, de una. Me despierto y de vuelta él, mirándome, con esa (su) mirada, y yo me derrito (como hielo al sol). Todavía tenemos mucho tiempo dominguero por delante, y recibo otro mensaje que me saca una sonrisa. Anita, diciéndome que ella está con él, y que dicen de juntarnos a hacer algo (y me acuerdo del programa, y aunque nunca te lo dije Anitis, esa es la sala donde tantas veces hicimos la previa, de la que yo me escapaba a comprar coca cola, porque yo no tomo, y ustedes son la combinación perfecta), y nos juntamos, y le reprochamos a él sus no invitaciones a la quinta, y arreglamos para ir el próximo fin de semana. Y después de un laaargo rato juntos, riéndonos, charlando y poniéndonos al día, nos despedimos. El (mí) rubio pelicorto me trae hasta mi casa, y cuando se vuelve me manda esos mensajes que sabe que me hacen sonreír, y el (tu) castaño pelimedio(?) te quiere raptar, y encerrarte en la sala de previas, pero esa ya es otra historia de la que yo no me hago cargo.

Lástima que después tuve que despertarme, y darme cuenta que estaba en clase, muy lejos de el (mi) rubio.