Recetas para vivir (Advertencia: La mezcla de recetas puede producir resultados letales por desgaste de vida)
-Puré de universo:
Ingredientes[1]:
- Papas de días felices
- Manteca de tropiezos
- Leche de verdades y mentiras
- Sal de dulzura
Preparación:
Demasiado tiempo lleva preparar este puré de universo, el primer paso es pelar las papas de días felices, si bien hay momentos en que se deben aplastar, nunca dejan de ser papas de días felices. Se le pone manteca de tropiezos para darle sabor a las papas, mientras de a poco se le echa leche de verdades y mentiras. Ninguno de los pasos anteriores sirven si no se le pone un toque de sal de dulzura al final.
-Ensalada:
Ingredientes:
- Tomates de rabia
- Cebollas de llanto
- Lechugas de recuerdos
- Aceite de vida
Preparación:
Es importante para la preparación de esta ensalada, que la lechuga, la cebolla y el tomate estén limpios. En primer lugar se deben cortar las cebollas de llantos, es difícil, pero no imposible, seguido de los tomates de rabia que pueden hacernos enojar un poco, en tercer lugar hay que sacar la lechuga de la heladera y, después de limpiarla, juntarla con las cebollas y los tomates en un recipiente y echarle el aceite de vida.
Después de todo el día de cocina (el día, que se convierte en semanas, meses, años), puede ocurrir que te lleve a una imagen:
Agarrarse de la punta del mantel de la mesa sobre la que están todas las cosas para no caerse y terminar tirándote el puré de universo, que estuviste preparando desde hace años, encima. Pensar en que hace un tiempo se te calló una ensalada en la cabeza y todavía no pudiste terminar de sacarla y ahora a esa ensalada que tenés en la cabeza se le está mezclando el puré de universo, hecho de papas que fuiste aplastando con el tiempo. El aceite de vida está bordeando el puré de universo y atentando con caerse de tu cabeza, de a poco se va deslizando y te deja un par de manchas imborrables en la ropa. Los tomates de rabia son sepultados por las papas que aplastaste los días felices y las cebollas de llanto que tanto te costaron cortar van perdiendo su olor y sabor con el paso del tiempo. Las lechugas de recuerdos que sacaste de la heladera y limpiaste en las tardes de lluvia, por alguna extraña razón se van haciendo cada vez menos visibles. Te sentís como adentro de un bol y tenés que juntar la suficiente fuerza como para sacarle la tapa, pero para juntar fuerzas tenés que comer algo. A duras penas vas tragando la ensalada y el puré, hasta que no queda ni un rastro del aceite de vida. Te das cuenta de desde que naciste te estás preparando para esto y que podrías haber llegado con una mejor preparación pero ya es tarde, comiste de tu puré de universo y de la ensalada no quedó nada, menos que menos del aceite de vida.
[1] La cantidad que se ponga de cada ingrediente depende de lo que va viviendo cada uno.
Diel, haciéndose la escritora.
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