Creo que quiero ser psicoloca. Por lo menos, los momentos post-lectura de Rolón, no puedo evitar quedarme con pensamientos de él y tampoco puedo evitar analizar las cosas que escucho, cuando podría (y debería) haberlas dicho de otra manera, la persona que habla, y ese juego de ser una psicóloga oculta me resulta divertido.
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