
Mi mundo no era rosa, nunca lo fue, pero tampoco era negro. Un día cualquiera me desperté y todo ese mundo que me había creado se me vino abajo. Al otro día, todo lo que veía era negro, la mochila que tenía que llevar pesaba el cuádruple que yo, en ese momento, pensé en lo estúpida que había sido por no haber ido nunca a un gimnasio y ejercitarme, porque realmente el peso era demasiado y yo no lo podía soportar. Con el tiempo, me di cuenta que decir que yo no podía soportar ese peso era una mentira, y no, no es por hacerme la fuerte, ni por ser de piedra, sin sentimientos (Y sí, la mochila tenía muchísimas sensaciones), la mochila que cada uno tiene es proporcional a lo que puede cargar. Al principio puede ser complicadísimo, sentís que de tanto peso te hundís en la tierra, después llegan manos amigas a sacarte -si es que no pudiste salir por tus propios medios-. Con el tiempo me di cuenta que crecí muchísimo, y ahora no es por hacerme la superada, todos sabemos que a mí la vida me supera, pero la obligación de cargar mi mochila tamaño Jumbo, sin poder compartirla con nadie, porque encima, hasta en esos momentos, en mi lista de prioridades estaban todos los demás, y si después, había tiempo, aparecía mi nombre en chiquitito, la cerré con un candado, y me la até con mil cadenas, me hizo crecer. Ya no sé -ni me importa- si tengo tres, cuarenta y cinco, o dieciseis, a veces parece que tengo dos recién cumplidos, otras veces parece que estoy en plena edad del pavo, y la mayoría de las veces reina la viejita de ochenta años. Lo único que sé, es que mi mundo ya no es ni negro, ni rosa, tiene todos los colores, todos los matices, y siempre los tuvo, lo que pasa es que yo, que no entendía nada de la vida, veía solo los que eran más fuertes, más visibles, ahora aprendí a ver solo los que me hacen bien, aunque sean transparentes, y casi imperceptibles, y si veo los oscuros, aprendí a buscarles la parte brillante, la que ilumina. El problema de ahora, sí, siempre tengo algún problema, como para variar, es que no siempre lo pongo en práctica, a veces se vuelve muy dificil. A veces los colores son demasiado fuertes. Pero bueno, nunca nadie dijo que la vida iba a ser fácil.
1 comentario:
Me llego mucho mandarina tal vez vea todo de color negro pero cuando hablo con vos se pone de color y los colores siguen ahi
T.K.M besos
Tu naranja
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