martes, 30 de junio de 2009
sábado, 27 de junio de 2009
viernes, 26 de junio de 2009
Necesito
Coso
Lo único que, más o menos, se puede rescatar es la respuesta a la última pregunta, que es nada más y nada menos que: ¿Cuál es su lema? y mi respuesta fue "Let it be" hace cuatro meses, y lo sigue siendo. Let it be, dejalo ser. Dejalo fluir.
Hoy no puedo decir que todo me chu.pa un huevo, tampoco puedo decir que estoy en el mejor momento de mi vida, pero sí puedo decir: Dejalo ser. Es la posta. Dos palabras en español, tres en inglés, una compuesta y una simple en portugués, vaya uno a saber cuántas lineítas en japonés, o cuántos garabatos en algún idioma que desconozco. Un modelo de vida, el que yo elijo.
Descubrí que estamos rodeados de mucha, pero muchísima, mie.rda, y la verdad es que no está para nada bueno, descubrí que me entró tanta pero tanta mie.rda adentro que me sale hasta por las orejas y me ahogo. Una persona que me ayudó demasiado, una vez me dijo que tenía que sentir que me ahogaba de paz, que flotaba (sí, sin consumir ningún tipo de droga, ni de inyectarme nada), y ahora no puedo hacer nada de eso que alguna vez me dijo. Yo tengo pala, escoba y tacho de basura, pero por más que sean tamaño jumbo, no alcanza con que limpie yo sola.
Necesito unas buenas vacaciones, vacaciones de todo y de todos. No me pienso hacer mala sangre por cosas que valen la pena, simplemente Let it be.
Día D
domingo, 21 de junio de 2009
What's up?
Qué te pasa yogur? estas cortado?
Qué te pasa Caras, estas con Gente Vivaa??!!
Qué te pasa Rocklets, estas confitee?
Qué te pasa pantalon, estas short?
Qué te pasa fruti, estas con tutiii??
Qué te pasa Ariel, estas blanco ala..?
Qué te pasa divina, estas con gasolinaa?
Qué te pasa Ypf ? te pica la Shell?
Qué te pasa kinder? Deja de romper los huevos
Qué te pasa Kinder? estas esperando una sorpresa?
Qué te pasa Fliiin, te caiste y Paaafff
Qué te pasa lavandina, necesitas ayudín?
Qué te pasa diente? te colgate?
Qué te pasa banana, estás en pijama?
Qué te pasa Flores? te dejaron plantado?
Qué te pasa Cari? necesitas carilinas?
Qué te pasa Noe? necesitas un arca?
Qué te pasa Lulu? necesitas una cpu?
Qué te pasa Shesi? necesitas un James?
Aunque estén locas. Aunque estas cosas salgan a la luz a las cuatro de la mañana. Aunque fermenten y contagien. Aunque no sean de mi círculo de amigos (porque son de mi cuadrado). Aunque no entiendan las películas. Aunque hagan ruidos extraños, con sus risas y con sus panzas. Aunque hagan que se nos suban los calores. Las amo, todo el día.
viernes, 19 de junio de 2009
Ru ♥ dice:
Bob Dylan ♥
Before you call him a man?
Yes, n how many seas must a white dove sail
Before she sleeps in the sand?
Yes, n how many times must the cannon balls fly
Before theyre forever banned?
The answer, my friend, is blowin in the wind,
The answer is blowin in the wind.
How many times must a man look up
Before he can see the sky?
Yes, n how many ears must one man have
Before he can hear people cry?
Yes, n how many deaths will it take till he knows
That too many people have died?
The answer, my friend, is blowin in the wind,
The answer is blowin in the wind.
How many years can a mountain exist
Before its washed to the sea?
Yes, n how many years can some people exist
Before theyre allowed to be free?
Yes, n how many times can a man turn his head,
Pretending he just doesnt see?
The answer, my friend, is blowin in the wind,
The answer is blowin in the wind.
Lady Diel

Y sí, porque en el culebrón de mi vida hay nombres, segundos nombres, protagonistas, triángulos, cuadriláteros, una bola de problemas que se agranda o se achica (depende el capítulo) y a veces hasta me aplasta. En el culebrón de mi vida yo soy un personaje secundario, porque ni siquiera me pasan cosas dignas de un protagonista.

Pd: No tengo idea qué quise decir con este chotipost.
jueves, 18 de junio de 2009
All you need is love
Mujer que busca amor
Había una vez una mujer que buscaba el amor. Lo buscaba de un lado a otro de la vida averiguando sus paraderos y preguntando por sus maneras. Lo buscaba intensamente.
Se ponía su piel y sus tocados de mujer y salía a buscarlo inventando baladas en los anocheceres y valses en las medias noches.
Se ponía sus mejores ojos y sus mejores labios y salía a buscarlo con caricias que después quedaban por ahí como palomas mojadas. Ella y el amor se desencontraban siempre.
Ella iba y él venía. Ella andaba por la selva y el amor por el desierto. Ella en el desierto y el amor en las alturas.
Ella en las orillas de arena y el amor dando vueltas por el Obelisco.
Lo buscaba en los puentes, en los túneles, en las avenidas, en los caminos de tierra. Todo un itinerario de búsquedas con líneas rectas y curvas que se fueron agregando a las líneas de sus manos.
A veces salía a buscarlo con herraduras de siete clavos.
A veces con la rosa de los vientos mojada en agua de rosa mosqueta. Otras veces con tréboles de cuatro hojas latiendo en la mitad del pecho.
Creyó encontrarlo en los halls de los cines, en los museos, en los aeropuertos, en los bares, pero sólo fueron señales equivocadas. Ilusiones de los ojos. Encantamiento de los labios. Un día dejo de buscarlo.
Guardó las herraduras y los tréboles en los cajones.
Dejó que la rosa de los vientos se fuera con el viento sur y salió a la vida por otra puerta.
Caminó de un lado a otro tratando de saber cómo eran esos caminos. Cómo era caminar sin buscar el amor. Sin esperarlo.
Ir por la vida sin el reloj de los desencuentros. Andar con cada cosa en su lugar.
El corazón cumpliendo sus latidos y los ojos cumpliendo sus miradas. Andar así era un alivio de cuatro hojas.
Una tarde volvía de cualquier lado caminando como si el paraíso pasara por esa calle.
Iba como en el aire pensando en cualquier cosa florecida.
Iba con el reloj en ninguna hora y el corazón en ninguna espera. Caminando así dobló la esquina y ahí estaba el amor.
Ahí estaba, esperándola con un aire de selvas y de océanos, en medio del ruido de los autos y de los semáforos florecidos. Ahí estaba, con esa pluma de paloma en la solapa.
Con ese ramito de lavanda que no se había marchitado aunque ella hubiera demorado tanto tiempo en llegar.
Lía Schenck
Oda a la alegría
Y después de una infancia aprendiendo a tocar la flauta dulce, y dando dos conciertos, a veces me sale cantar con las notas en vez de con las palabras.
sábado, 13 de junio de 2009
Yo creo en el ayer
La Si Dô Rê Mî Fâ Mî Rê Rê
Rê Rê Dô Si La Sol Si La La
Sol Fa La Sol
Re Fa La La
Yesterday

Luna Nueva Parte 2
Luna Nueva
La posta es quedarse
Soy Superpoderosa
viernes, 12 de junio de 2009
jueves, 11 de junio de 2009
Corazón Coraza
Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza
porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro
porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.
miércoles, 10 de junio de 2009
El náufrago, La balsa
en este mundo de mier.da (Sí, como decía la canción original, antes de que la corrigieran),
tengo la idea la de irme
al lugar que yo mas quiera.
(Y que nadie se entere. Irme lejos, sola, y por un tiempo indefinido. Hasta que tenga el marote en orden, las frustraciones disueltas, los miedos superados, los nervios controlados, los dedos curados, y los problemas arreglados. No, no es cuestión de huir, es cuestión de que hay momentos en los que la vida me supera)
martes, 9 de junio de 2009
Fuera de mí
sábado, 6 de junio de 2009
Ramiro Ordóñez, Rama para sus amigos que conocían la destreza del rubio pelicorto a la hora de bailar o de hacer algún deporte. Sí, a Ramiro se le hacía imposible ocultar cuán de madera era para esas cosas. Un joven de veintitantos años sumamente tranquilo, sensible y enamoradizo. Su corazón era tan grande como su pasión por la música y había sufrido tantos desamores como familiares tenía, y no es que su familia fuera chica, todo lo contrario.
Generalmente su vida transcurría sin sobresaltos, estudiaba psicología en la Universidad de Buenos Aires a la mañana, a la tarde se dedicaba a componer canciones o pasar un buen rato junto a su incondicional amiga guitarra y a la noche estudiaba de sus apuntes para estar al día con la siguiente clase. Súper responsable, uno de los mejores alumnos en su curso, y uno de los pocos varones que quedaban cursando aquella materia. Los fines de semana los pasaba en familia o con sus amigos, salvo los días en que necesitaba un momento para él y se quedaba encerrado en su departamento, acomodando sus ideas.
No era de muchas palabras, prefería escuchar, observar y escuchar un poco más, buscando el momento indicado para decir la palabra justa, pero a pesar de no ser muy hablador era un tipo bastante sociable, todos sus compañeros lo llamaban para salir, o para charlar un rato. Ramiro era la persona indicada a la hora de buscar a alguien con quién hablar, como psicólogo iba a llegar lejos, lo decía todo el mundo. Eso sí, a sus verdaderos amigos los contaba con la palma de la mano y no los cambiaba por nada. Por sobre todas las cosas estaba Marianella Rinaldi, su mano derecha, en algún momento había estado enamorado de ella pero necesitó poco tiempo para darse cuenta de que el amor que le tenía era el que se le tiene a una hermana y no a una novia. A ella le seguía Juan Morales, alias Tacho, compañero de mil aventuras, ellos dos eran como sus piernas, ellos eran su sostén, su equilibrio en la vida, su cable a tierra. Aparte de ellos estaban Jazmín Romero, la gitana, que tantos días había dedicado a enseñarle danzas españolas, esfuerzo en vano ya que él no había aprendido nada, y Thiago Bedoya, que le había enseñado que no tenía que prejuzgar, que no todos los hijos de padres ricos eran nenes de papá y que la vida lo había golpeado tanto o más que a cualquier otra persona con menos recursos.
Cualquiera de los cuatro hubiera respondido lo mismo si les preguntaban ¿Cómo es Ramiro Ordóñez? Una persona increíble, un amigo de fierro, un poco inseguro de sí mismo y un romántico incurable.
Muchas chicas lo catalogaban como el hombre perfecto, pero a pesar de eso Ramiro seguía siendo un joven de poca suerte en los temas del amor. Si le seguían cerrando las puertas en la cara iba a tener que buscarse una nueva nariz porque la suya iba a morir aplastada. Él estaba despreocupado, se enamoraba fácilmente, sí, pero no iba buscando al amor, dejaba que el amor lo encontrara, y sabía que la persona justa iba a llegar en el momento indicado. Estaba seguro de que mientras más empeño pusiera en encontrarse con el amor más desencuentros tendría, así que dejaba que las cosas fluyan a su manera y él se enamoraba de la vida.
Desde siempre había soñado con poder pisar el continente Europeo, más precisamente poner sus dos pies en Francia y caminar hasta el cansancio. Hacía unos años había ido a un par de clases de francés, por si acaso, y hasta se había comprado una boina negra para sentirse menos extranjero cuando, algún día pisara aquél país. Y ese algún día había llegado.
En el mismísimo momento en el que pisó el avión de ida su vida cambió para siempre. Había decidido que el Ramiro lleno de inseguridades y con mala suerte en el amor iba a quedar en Buenos Aires, mientras que en Francia se mostraría como el ganador, como el seguro, como el que, verdaderamente, no era, porque claro, cuando uno empieza de cero es muy fácil ponerse máscaras y aparentar ser lo que uno quiere ser. Una decisión estúpida, pero solo iba a darse cuenta días más tarde.
Ya había recorrido el museo de Louvre de pies a cabeza, y se había perdido en todos los recorridos que había hecho, había subido y bajado la Torre Eiffel unas cinco veces (tanto por ascensor como por escaleras), había caminado por Le Champs Elissé una incontable cantidad de veces, había hablado con muchísimas mujeres en un francés muy precario, y había robado suspiros de varias muchachas. Ese era el Ramiro con el que siempre había soñado ser, el de pisada fuerte, el modelo carilindo, el que caminaba con aires de superior. Pero ahora que veía cómo era ser así no le estaba gustando, no se reconocía cuando se miraba al espejo, veía a una persona fría, una persona que se llevaba la vida por delante sin importarle absolutamente nada y él estaba lejos de querer ser así.
Si a la gente no le gustaba lo que veía, problema de la gente, él se iba a sacar esa careta e iba a volver a ser el Ramiro Ordóñez lleno de dudas de siempre, con la diferencia de que ahora se aceptaba tal y como era y estaba a gusto con él mismo.
Las tardes de París lo llenaban de inspiración, que volcaba rasgueando las cuerdas de su guitarra mientras acompañaba la melodía con su voz. Esa tarde no era la excepción. Se encontraba sumamente concentrado entonando la canción “Do you want to know a secret” de los Beatles y la gente empezaba a juntarse a su alrededor para escucharlo. Eso no era nada nuevo, los parisinos solían acercarse a donde estaba él, disfrutaban de sus canciones y además sabían que él no pedía nada a cambio, ni siquiera esperaba que lo aplaudieran, él lo hacía por y para él, porque le hacía bien y porque era lo que amaba. La canción había finalizado y todo su público había vuelto a esparcirse por la plaza para seguir con lo que cada uno hacía, todo el público menos una muchacha de larga melena rubia.
- Félicitations, j'ai adoré-Dijo la rubia en un perfecto francés, con una sonrisa radiante en su cara. El rubio levantó la mirada y se encontró con los ojos de la chica que le acababa de hablar, con sus miradas conectadas el resto del mundo había desaparecido.-¿Comment tu te appellez?-Preguntó ella sentándose al lado de Ramiro en el banco.
-Je… Je m’ appelle Ramiro-Contestó él titubeando, en un francés muy mal pronunciado. En ese momento el muchacho se maldecía a sí mismo por haberse ausentado a tantas clases de Francés por culpa de Sofía, otro de sus amores no correspondidos, y por haberse animado a mirar a los ojos a la rubia que lo estaba encandilando con su belleza.
-¿Quel est votre nationalite?-Preguntó ella con total naturalidad dejando que su armoniosa voz llenara los oídos Ramiro. Y para ese momento Ramiro sentía que estaba escuchando el cantar de los ángeles y que estaba en el cielo.
-Je suis argentin-Respondió él con una sonrisa, no porque había podido responder esa pregunta, sino porque se sentía increíblemente feliz al lado de aquella chica que todavía no le había dicho su nombre.
-¡Qué casualidad! Yo también soy de Argentina-Exclamó totalmente entusiasmada dejando que su sonrisa se ensanchara aún más y que el corazón de Ramiro esté a punto de salírsele del pecho en cualquier momento.
-¿Y cómo te llamás?-Preguntó él ahora un poco más seguro.
-Valeria, pero prefiero que me digan Vale.
-Un gusto Vale, yo prefiero Rama, pero como quieras decirme está perfecto.-Él le sonrió tiernamente y ella le devolvió la sonrisa. La conexión que había entre los dos era única y la cantidad de sentimientos que estaban apareciendo en el interior del rubio pelicorto era realmente increíble.
En ese momento Ramiro Ordóñez había encontrado al amor de su vida, y esta vez no era otra de las trampas que le ponía el destino, esta vez era su verdadero amor, lo que había estado esperando durante sus escasos veinticuatro años de vida. Había estado hablando con Valeria por horas y ni siquiera se había dado cuenta del paso del tiempo, sentía que la conocía de toda la vida y que era estaban hechos el uno para el otro.
-Bueno tronco…-Empezó a decir ella mientras se paraba del asiento, cuando él soltó una carcajada-¿Qué pasa?
-¿Me dijiste Tronco?
-Sí, ¿no me dijiste que preferías que te diga así?
-No, Rama dije.
-Bueno, tronco, rama, es todo lo mismo…
-Está bien igual, además me gusta cómo suena.
-Te bautizo como Tronco, eso sí, no quiero que nadie más te diga así porque se pudre todo eh.-Dijo ella a
modo de amenaza, levantando su dedo índice para señalarlo a él.
-Quedate tranqui Vale, vos sos la única a la que le voy a dejar decirme tronco.-Y una vez más se sonrieron
mutuamente.
-Bueno, como te decía, me voy yendo porque ya es tarde… Mañana vuelvo a pasar por la plaza a ver si estás y te escucho cantar un rato.
-Dale, a ver cuándo te animás a cantar conmigo.
Después de ese día, las tardes que pasaba tocando en la plaza ya no eran por ni para él, ahora eran exclusivamente para ella, todas y cada una de las notas que salían de su guitarra, todas y cada una de las palabras que salían de su boca, todas las canciones, todas las tardes, todo estaba totalmente dedicado a ella.
Y su alma ya no andaba sola tropezándose con los desamores. Su alma había afirmado sus pies sobre la tierra o más bien en el cuerpo de la rubia, porque hasta su alma era para ella.
Esa tarde no sonaban los Beatles como las tardes anteriores, ese día solo se escuchaban sus corazones. Sus corazones y sus labios, que iban al ritmo acelerado que habían adquirido sus corazones. Y si de fondo sonaba Carla Bruni o La Rama te mueve ninguno de los dos se había dado cuenta, bueno quizás ella sí, porque Rama le movía toda la estantería, como diría Marianella.
No te vas a escapar
Que las reinas gitanas
Saben lo que es amar.
Jazmín Romero bailaba frente al espejo de un aula en un importante estudio de artes desde hacía varias horas, estaba cansada, transpirada y sedienta pero faltaban pocos días para dar su examen final y convertirse en profesora y eso la mantenía ocupada. Hacía lo posible y lo imposible por mejorar su técnica. “Tá, tica, tá” Se repetía mentalmente el ritmo del zapateo que tenía que hacer y empezaba a mover sus pies junto con sus manos y su pollera.
Media hora más tarde la rubia había quedado satisfecha con su zapateo. Se animó a tomarse medio minuto –contado por reloj- para beber un sorbo de agua, justo cuando giró su cabeza hacia la derecha. Ahora tenía un nuevo objetivo y eran las castañuelas, las benditas castañuelas que tanto la habían frustrado en su infancia pero que ahora las manejaba con destreza y que estaban apoyadas en la silla que estaba a su derecha. “Tá, arriá, ta” Marcaba el ritmo con su cabeza mientras movía sus dedos ágilmente.
Poco a poco se fue acercando al centro del aula, sin dejar de tocar las castañuelas y zapatear, Jazmín empezó a dar unos cuantos giros y a mover agraciadamente sus caderas. Estaba tan concentrada que ni siquiera notó que tenía público, sino hasta que finalizó la coreografía y empezó a escuchar aplausos.
Giró su cabeza hacia la puerta de la gran sala y vio a un rubio pelilargo de rulos sonriente, apoyado contra el marco de la puerta, aplaudiendo con todas sus fuerzas.
-¡Tacho!-Gritó la rubia con una sonrisa-No sé por qué me aplaudís ¿No viste que me perdí en un par de pasos?
Juan Tacho Morales. Estudiante de canto y batería. Eran mejores amigos desde que tenían uso de razón, se conocían desde siempre y toda su vida se habían llevado muy bien. Todos les decían que parecían una pareja de enamorados, solían caminar de la mano, abrazarse constantemente y de vez en cuando hasta salir a cenar los dos solos, pero más allá de eso todos lo veían en sus miradas, cada vez que el otro llegaba o era nombrado, en sus ojos aparecía un brillo especial. Los dos se reían ante esos comentarios y a veces hasta les seguían el juego. Ella porque le causaba gracia que crean que estaba enamorada de su amigo. Él porque no le quedaba otra, no podía confesar el amor que sentía por la rubia de melena larga que ahora estaba acercándose al grabador para poner otra canción.
-Bailaste excelente bonita, y si te perdiste no se notó, en todo caso la única que sabe cómo es la coreografía original sos vos ¿No?-Contestó el rubio acercándose para saludar a Jazmín.
-Gracias bonito, vos siempre con las palabras justas para levantarme el ánimo, te amo novio.-Dijo ella riendo mientras depositaba un ruidoso beso en la mejilla de su mejor amigo.
Ella se divertía con el juego. Él jugaba con fuego y se lastimaba, sentía cómo se estrujaba su corazón al saber que no podía besarla, pero la amaba tanto que se conformaba con tan solo un “Hola” por parte de ella, para el momento en el que ella o saludaba él ya se sentía como en el paraíso.
-Teniendo en cuenta que somos novios creo que me merezco un baile especial para mí, ¿Qué pensás?
-Mmmm…-dudó-No sé… hace mucho que no me das un abrazo ni me decís que me querés, no sé si quiero seguir siendo tu novia.-El rubio pelilargo fue corriendo a abrazarla.
-Te quiero muchísimo Jaz-Confesó él besando la mejilla de su bonita.
-Ahora sí, así sí me dan ganas de bailar-Respondió ella con una sonrisa mientras apretaba el botón de Play y se dirigía al centro del salón.
“Reina gitana y olé busca gitano y olá” sonaba en aquél lugar, mientras Jazmín se movía seductoramente alrededor de su amigo y él sentía que su corazón se le iba a salir del lugar.
La canción había finalizado y la distancia entre los dos rubios era casi nula. Él la miraba con deseo, ella lo miraba fijo, como intentando buscar algo en sus ojos. Él en cualquier momento se quemaría, ella en cualquier momento se dejaría quemar o saldría corriendo, él desconocía la posible reacción de la rubia si la besaba, ella desconocía las intenciones de su mejor amigo.
Ojos, boca y ojos de vuelta. Ese era el recorrido que hacía la mirada de Tacho respecto de su amiga, de la cual no se había separado. “Ahora o nunca” pensó para sí mismo. Ojos, boca, ojos, boca. Boca, boca, boca. “Contenete Tachito, contenete” se alertaba a sí mismo. Boca, boca, ojos, boca. “No, mejor no te contengas nada y hacé lo que sientas” se contradecía. Boca, boca, ojos, boca, boca, oscuridad. Había cerrado sus ojos y había acabado con la distancia que lo separaba de su mejor amiga. Fuego.
Sintió cómo la rubia se ponía rígida ante el primer contacto de sus labios contra los de ella pero no le importó. Ya se había quemado, y estaba descargando todo lo que sentía, toda la pasión contenida y todo el amor que le tenía en aquél beso. Finalmente la rubia se había dejado llevar y le respondía con tanta pasión y tanto amor como el que él le transmitía. Las ganas de respirar se hicieron presentes.
-No entiendo-Dijo la rubia sin separarse demasiado.
-Perdoname, por favor perdoname, te amo, siempre te amé, pero no como mi mejor amiga, te amo mucho más que eso y ya no me lo podía guardar-Explicó él angustiado.
-No, no entiendo por qué tardaste tanto para besarme.-Respondió ella con una sonrisa y él rápidamente volvió a capturar los labios de la muchacha.
Todos les decían que parecían una pareja de enamorados, los dos se reían ante esos comentarios. Ella porque le causaba gracia que creyeran que estaba enamorada de su mejor amigo cuando era algo obvio.
A veces les seguían el juego y se hacían los que eran novios. Ella se divertía con el juego, se había prometido a sí misma no llorar por ningún hombre, por lo tanto buscaba el lado positivo a las cosas.
Solían caminar de la mano, abrazarse constantemente, salir a cenar los dos solos bajo la luz de las velas y besarse. Ahora Jazmín Romero y Juan Tacho Morales eran novios oficiales, para ellos y para el mundo.
Crisis de Ansiedad
Cuando queremos algo lo queremos ya… por algo lo queremos ¿no?
La ansiedad, esa obsesión por que el futuro sea hoy, ese capricho del deseo inminente, ese fast food difícil de digerir.
Yo se que las cosas que importan de verdad necesitan tiempo. Se que no hay que apurarse, pero cuando quiero algo necesito señales claras de que eso va a llegar, sino me desespero.
La incertidumbre me mata, me vuelvo inseguro, me hace dudar de que eso que quiero tal vez nunca llegue, tal vez por eso necesite alguna prueba de alguna certeza que calme esta ansiedad.
La tarde es larga pero es tan corta la vida y uno quiere todo ya. Tal vez por esa ansiedad uno termina perdiendo justamente eso que tanto quiere.
Las cosas que de verdad importan llevan tiempo, las cosas que valen cuestan trabajo. Por esa obsesión de que las cosas sean hoy, ya, como uno quiere, te podes perder y no ver lo que en verdad ya existe.
Paz- Tía, el tío Luca se enamoró de vos.
Tefi- No, yo quería creer eso, pero era mentira. Te juro que me pone tan mal. Yo lo amaba ¿entendes?
Yo antes estaba acostumbrada a estar sola, pero después apareció él, y me miro y me eligió. Y ahí ya aprendí a sentirme querida. Pero ahora es horrible, no puedo soportar, tengo un dolor acá en la panza que no doy más.
Paz- Bueno, pero el tío Luca no es el único hombre en el mundo.
Tefi- Ya se que me vas a decir, ya lo se, que soy linda, que tengo onda, que soy re top… y yo, no lo creo, porque yo se que no es así, yo estoy acostumbrada a esto.
La primera vez que yo sentí que valía la pena fue cuando Luca se fijó en mí. Y aprendí a sentir que valía la pena, pero después se enamoró de Jazmín y yo no puedo más.
Paz- Tefi, que alguien te mire, te elija o no, no te hace más o menos valiosa. Eso depende de vos.
Tefi- Si, ya se que depende de mí. Y me lo decís vos, me lo digo yo y no lo creo eso. ¿Por qué es tan difícil todo?
¿Cómo haces de un día para el otro para vivir sin eso que era la razón de tu vida?
Nos da pánico la idea de despertar y sentir que todo cambió, que nada es como era.
Cuando te acostumbras a un amor, una piel, un olorcito, una sonrisa, perder eso es como quedarte sin aire.
Tefi- No quiero sufrir más, no lo soporto.
Paz- Ya te vas a acostumbrar a estas decepciones, así es el amor.
Tefi- No, el amor no es lo mío me parece.
Paz- No digas pavadas.
Tefi- Es así, te juro. Yo no lo soporto más esto. Yo no me quiero, me detesto. Y mientras yo no me quiera nadie más me va a querer. Yo estoy acostumbrada a odiarme, y nunca lo voy a poder cambiar eso.
Paz- Hay flores más fáciles, y otras más difíciles, pero todas en algún momento se abren y sueltan su esencia.
Señoras, señores y señoras con bigote, todos saben que en una historia de encuentros y desencuentros pasan mil cosas, situaciones que te llevan a sentimientos que te llevan a estados, este estado es ese impedimento de explicar lo que te pasa, porque no es tan fácil como decir “estoy así, siento esto y punto”, son mil cosas las que pasan y vuelven a pasar, es como estar en la avenida más importante de tu cabeza y por un descuido, ya son suficientes las cosas que tenés en la baulera y te aprendiste de memoria, te quedaste sin nafta en el medio (La avenida que te lleva a tu todo: doble mano sin semáforo, donde los que manejan no paran de tocarte bocina para que hagas algo). Eso es lo que hace que tengas el cerebro como una calesita, en la que el dueño está con la sortija y la única que la agarra sos vos porque los demás son máscaras qué todo el mundo se hace para poder convivir adentro de uno y no sentirse menos solo. Los que no son parte de uno se bajaron hace tiempo, no quieren marearse en calesitas ajenas, ellos tienen la suya que a veces es más lenta o más rápida y andar de calesita en calesita puede afectar su metabolismo.
Entre todas las formas que existen para frenar una calesita la mejor sería hacer el clavado que practicás todos los días en natación para caer en la pileta. El bikini, el trampolín, la pileta están, el problema es el miedo de caer y que no haya agua. Para poder caer hay que animarse, implica mil vueltas más en la calesita que ya está yendo a mil kilómetros por segundo pero vale la pena, porque si te sale un poco mal el salto aprendés para las próximas olimpiadas y si sale tan bien como lo venías practicando no hay más que aplausos. Para poder animarse hay que prepararse, alejarte, cerrar por un tiempo el parque de diversiones y pensar.
A veces estaría bueno poder saber por qué el agua está tan tranquila, o tan alejada, o tan amigable pero eso involucraría más calesitas, ajenas y propias, y más vueltas y más confusiones.
En una historia de encuentros y desencuentros es importante saber qué pasa de ambos lados pero cuando uno de esos lados es uno mismo la complejidad de descubrir qué está pasando en el otro lado aumenta. Desde que entendés lo que sentís, todo lo que pase del otro lado puede ser visto de maneras que no quisieron ser y es una vuelta más para la calesita.
En una historia de encuentros y desencuentros los mejores finales son los felices, en esta historia de encuentros y desencuentros todavía no hay final, hay confusión y sentimientos escritos en jeroglíficos por todas partes que necesitan ser entendidos por un antropólogo. En esta historia de encuentros y desencuentros el antropólogo, el agua, los aplausos, la sortija, la confusión, la avenida que me lleva a mi todo sos vos.
Por favor y gracias.
jueves, 4 de junio de 2009
I always play the starring role.
Ya me cansé, ya no va más. Harta estoy, harta ¿Tan difícil es entender que me cansé de todo? ¿Es muy complicado darse cuenta de que lo que realmente se ve es una máscara? Sí, una máscara. Y no, no es que me tenga un título en actuación porque, la verdad, soy muy mala en lo que a eso respecta. Ya me cansé, no voy a seguir guardando lo que me pone mal, ya no va eso de la sonrisa de happy birthday, ya no me importa que se me corra el make up, que me despeine el viento, o que se me rompan mis uñas recién esculpidas. Ya me cansé de mi máscara y de mostrar algo que no soy, por lo menos no en este momento. Tengo que apretar stop y acomodar mis ideas. No está todo bien, por lo menos no adentro mío.
No, Woman no cry cantó alguna vez un tal Bob, yo siempre pensé que los que no tenían que llorar eran los hombres, pero el otro día estábamos pasando el tiempo con Luqui y de fondo estaba ese Marley –Al principio pensé que era el que conducía el programa del Muro pero es otro, este es uno morochito que se llama Bob y no se equivoca tanto- y la verdad es que yo estaba súper cómoda acurrucada entre los brazos de mi negri… No, bueno, volvamos, como decía estábamos escuchando esa canción, y ahora se me viene a la cabeza, porque yo no voy a llorar. Yo soy fuerte, y más teniéndolos a él y a la morci de mi lado.
A pesar de todas nuestras diferencias descubrí que la morci es toda una caja de sorpresas. Junto con él son las dos estrellas que más brillan en todo mi cielo –No, no hablo de Sky la novia de Nicky-. Es medio bruta, mandada, grasa, medio varonera, pero cuando quiere sabe decirme las palabras justas para ponerme bien, además estuvo y está siempre. Ella entiende más que yo, ella se sabe mis máscaras de memoria y sabe cómo hacer para subirse al escenario y darme una mano con el guión. Gran parte de los aplausos al final de la obra son por y para ella.
Quiero ser libre y volar. Quiero poder sentirme en libertad, obviamente siempre y cuando mi libertad esté limitada por my love. Quiero volar, quiero fluir, quiero ahogarme de paz y estar bien conmigo misma. Basta de ser una máscara-dependiente. Se acabaron los días de actuación para Estefanía Rinaldi.
Busco otro juego, otro mundo probar. Basta de barbies, de play station y de Wii. Me encantaría que todos se saquen las máscaras, yo sé que aunque todos los chicos del hogar se pongan el papel de fuertes, que se lleven la vida por delante, que se hagan los “Está todo bien, todo legal” o “Me Río de Janeiro” no soy la única que lo está pasando mal. ¡Como si enterarse que hay toda una corporación en nuestra contra fuera muy fácil de sobrellevar!
Come on, vamos a bailar, vamos juntos hasta el final. A pesar de todo yo los quiero mucho a los chicos, ya sé que parezco una concheta, hueca, que no le importa nada, pero esa es otra de mis múltiples máscaras que quiero hacer desaparecer con urgencia. Podríamos juntarnos todos en un fogón y cantar rasguña las piedras mientras Rama toca la guitarra y ver cómo todos las caretas, y cuando digo todas son realmente todas, se convierten en cenizas, aunque es medio grasa eso ¿No? El punto es que estamos juntos, y eso es lo que importa. Estamos juntos y somos auténticos, todos. Así es imposible que nos pase algo… pero todavía tengo un poco de miedo, Luqui está medio in, medio out de la corporación y tengo miedo por él más que nada, no me gusta que su vida corra peligro las veinticinco horas del día y que él se haga el despreocupado. Sé que no es el rey de la sensibilidad, ni la persona más demostrativa de la vida, pero me encantaría saber qué él sabe que yo estoy para lo que sea y que lo amo con toda mi alma..
Si me buscás, yo estoy acá. Ahora esta es mi casa, ya no quiero ni siquiera pensar en la idea de que en algún momento quise irme a España con mi mamá, bueno con Julia. Me hubiese perdido demasiadas cosas y no me hubiese dando cuenta de nada. Desde encontrar al amor de mi vida, hasta aprender que no importa si uno se viste de violeta con lunares verde flúo y uñas fucsia sino que importa como es uno por adentro y que el valor de cada uno pasa, muy pero muy lejos de la marca de ropa que uno use (Aunque si es de 47 street suma un par de puntitos eh).
A ver si pueden, dejar de lado todo lo que les hice cuando no entendía nada de la life y me hacen un lugarcito, tanto en sus rondas de amigas como en sus corazones. A ver si hoy van por más, aunque nosotros siempre vamos por más. Juntos no nos para nadie. Y aunque parezca extraño que lo esté diciendo yo, es lo que siento.
-Te quiero Morcillita bombón.-Le digo a la morocha petisa que acaba de entrar a la pieza.
-¿Te sentís bien escarbadientes?-Pregunta incrédula. Claro, cómo no va a pensar que estoy
enferma si yo nunca doy semejantes confesiones.
-En mi mejor momento-Contesto regalándole una sonrisa y veo que se acerca a abrazarme.
-Yo también te quiero palito chino… ¿Sabés qué?-Negué con la cabeza y la invité a seguir hablando con un gesto-Thiago me invitó a salir-Dijo con una sonrisa radiante, típica de ella.
-¡Aaaaaaaaaay!-Le grité abrazándola más fuerte- ¡Andá a arreglarte ya!-Seguí gritando emocionada mientras la empujaba al baño. Justo cuando la terminé de sacar la puerta de la pieza se volvió a abrir, esta vez era él.
-Flaqui ¿Cómo estás? Hoy casi ni nos vimos.
-Estoy increíblemente feliz.
-¿Tanto?-Asentí-¿Y se puede saber por qué?-Preguntó con una sonrisa mientras yo pasaba mis manos por su cuello hasta llegar a su nuca.
-Porque te amo muchísimo y descubrí que éste es mi lugar en el mundo. Con vos, con la morci y todos los chicos.
No hicieron falta más palabras, sus labios estaba sobre los míos y nuestras lenguas jugaban. Me besaba con pasión y con la ternura con que solo él sabía besarla. Era el beso perfecto en el momento perfecto.
¿En ese momento qué importa si se viene el mundo abajo? Estoy con la gente que más quiero y que más me quiere.