domingo, 8 de noviembre de 2009

Confesiones

Tengo que admitir que lo siguiente es horrible, pero ya maté muchas veces a viejito en mis pensamientos, sobre todo en los peores momentos, intentando descubrir qué sentiría, pero siempre me terminaba autocagando a pedos por pensarlo. Últimamente ese pensamiento (el pensamiento de yo pensando en eso) se me estuvo viniendo a la cabeza, y pensé mucho en subirlo al bloguito, pero no sabía cómo, y por un tiempo me lo había olvidado. Ayer a la noche vi una película que me removió todo, hasta el apellido, y ese pensamiento volvió, pero esta vez lleno de angustia, porque estaba viendo casi lo mismo que pensaba, aunque por un momento entendí que no hubiese estado mal, tenía una angustia terrible, y me enojé por haberlo pensado. Hoy me puse a hablar sola conmigo -algo que suelo hacer muy seguido- y me desenojé, creo que era un proceso que necesitaba para estar bien conmigo misma. Era como un libro de autoayuda escrito en hojas mentales, donde la autora era y soy yo. Ojo, también tengo que admitir que fue divertido haber visto la película mientras mis ojos parecían las cataratas del iguazú un día de lluvia, y haberme dormido apenas terminó, para levantarme y que todos me miraran los ojos hinchados asegurando que estaba así porque dormí mucho cuando en realidad me había levantado temprano pero me había quedado en la cama, porque no hay nada mejor que eso, encima un domingo.

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